Lunes 28 de enero de 2008.
La carrera electoral no entiende de descansos. La semana empieza con un plato fuerte, un anuncio que seguro que da mucho que hablar durante loa próximos días. El actual presidente del Gobierno, y candidato por el PSOE a la presidencia en las próximas elecciones se ha destapado con una nueva promesa electoral que seguro que despierta más de una reacción. Jose Luis Rodríguez Zapatero ha declarado que si gana las elecciones devolverá a todos los trabajadores españoles 400 Euros en la declaración de la renta.
Este anuncio puede interpretarse de muchas maneras. Una de ellas el suponer que lo que Zapatero pretende con esta devolución es comprar los votos de los que participen en las elecciones del 9 de Marzo. ¡Caray con la interpretación! Los que así piensan no tienen ni remota idea de lo que esa interpretación desvela. Para que nos hagamos una idea, decir que Zapatero quiere comprar los votos de los electores demuestra hasta que punto nuestra democracia dista de lo que es una autentica Democracia. Suponemos que una Democracia es ese sistema donde cada ciudadano puede elegir libremente a aquellos representantes que mejor representen sus intereses. Para ello son necesarias, al menos, dos condiciones. Primero que todo el mundo pueda presentarse a las elecciones, de forma que se garantice la pluralidad, hasta el punto de que si no hay nadie que pueda defender mis intereses, yo mismo me pueda presentar para representarme. Y no es ningún juego de palabras. Solo si un ciudadano puede encontrar entre los candidatos a las elecciones a alguien que pueda representar sus intereses podemos hablar de Democracia. Eso, desgraciadamente en España no existe.
Pero, además hay una segunda condición que tampoco se cumple y que queda muy patente cuando escuchamos esa interpretación de la que estamos hablando. Decíamos que en una Democracia cada ciudadano puede elegir libremente. Y una elección libre es solo aquella que no está sujeta a ningún condicionante. El mero hecho de suponer que un voto se puede comprar revela que el votante esta sujeto a una necesidad que le impide ejercer el voto en libertad. Hablo, claro está, de la necesidad económica. La economía condiciona nuestro voto hasta el punto de que éste, libre por definición, pueda ser “comprado”. No se si será o no esa la intención de Zapatero, pero el mero hecho de que se haya planteado esta interpretación destapa lo que tanto tiempo ha querido esconderse, que la democracia en que vivimos no es más que un espejismo en el que no se dan ninguna de las condiciones básicas para hablar de Democracia.
Aunque hay otra interpretación que tampoco es demasiado halagüeña. Esta otra interpretación es la que transita por el sendero de la justificación. ¿De donde sale ese dinero que Zapatero quiere devolver a los trabajadores? Pues bien, la respuesta es obvia, de las arcas públicas. Según el gobierno, del superávit que se ha producido durante el ejercicio 2007. Bueno, para empezar hay que decir que cualquier país coherente utilizaría ese superávit para invertir en sí mismo, es decir, invertir en salud, educación, política social, infraestructuras o, porque no, en crear una reserva para las vacas flacas. Zapatero no. Zapatero prefiere devolver el dinero directamente a los trabajadores. Este gesto tiene un paralelismo muy grande con una acción muy presente en el mundo empresarial, el reparto de ganancias entre los accionistas. Y esto, en principio puede parecer algo beneficioso, pero también deja entrever una idea muy peligrosa. Se trata de la idea por la cual un país se entiende como una empresa más. Y como tal tiene sus objetivos principalmente económicos para los accionistas. El problema es que la mayor parte de las veces los accionistas no son el conjunto de la sociedad, sino un grupo muy reducido y concreto que, a la larga ,es el que sale beneficiado de toda “transacción comercial” que el país lleve a cabo. Bajo esta perspectiva, la idea de Democracia tampoco presenta mucha credibilidad.
En definitiva, da igual como quiera interpretarse el anuncio de Zapatero, ya que un análisis objetivo de la realidad nos va a llevar a la misma conclusión por los dos caminos. La democracia española es solo una excusa para que algunos se perpetúen en su situación de “accionistas”.
miércoles, 30 de enero de 2008
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