Martes 29 de enero de 2008
En el día de hoy ha habido algo que me ha desconcertado bastante. Una sentencia dictada por el Tribunal de Justicia Europeo por la que las operadoras de internet no están obligadas a facilitar los datos de quienes se descarguen música de la red.[1]
La demanda había sido realizada por productores españoles que pedían a Telefonica que les facilitara los datos de aquellos usuarios que descargaban música de internet para poder cobrarles con ello. Telefónica se negó, y el asunto llego a los tribunales.
Paro la cosa no es tan simple, y esta noticia me da mucho que pensar. Conociendo cuales son los principios de Telefónica me choca bastante verla como defensora de los usuarios anónimos que se descargan la música. Y lo mismo me ocurre cuando pienso que el Tribunal Europeo da la razón a los usuarios frente a los productores. Porque eso es lo que puede parecer a primera vista. Iré por partes.
Para empezar veamos a los productores, no a todos los productores del mundo, no, concretamente a los productores españoles, que presa de la crisis del sector, no dejan de plantearse estrategias nuevas para compensar las perdidas producidas por la piratería. Lo que más choca es precisamente esto, que sean precisamente los productores españoles los que han interpuesto la demanda, cuando los usuarios que descargan música no son solo los españoles, si no los de el mundo entero y en algunos casos no precisamente gratis. Aquí se ve el poco interés que esos señores tienen por la difusión de la música y la elevada afición a recibir dinero por cualquier vía posible.
Otra cuestión es la de quiénes son los beneficiados por esta sentencia. Podría parecer bastante claro que los principales beneficiados son los usuarios, que pueden seguir descargándose música sin miedo a ningún tipo de represalia. Yo no estoy tan seguro de que eso sea así. Si el Tribunal de Justicia Europeo ha dictado sentencia a favor de Telefónica, lo hace a favor de Telefónica y no de los usuarios de Telefónica. Porque será Telefónica la que siga manteniendo a toda la cantidad de clientes que contratan internet para conseguir música, películas y otras tantas cosas que circulan por la red de forma gratuita y que podrían perderse si éstos se vieran amenazados a pagar por partida doble – a la operadora y a los productores- por aquello que descargan.
Y por último el Tribunal Europeo, el gran héroe de esta sentencia. Con ella el Tribunal Europeo parece demostrar que existe la justicia. Que lo que es justo puede triunfar en los tribunales. Francamente, yo no se que es más justo, si que se enriquezca Telefónica o que lo hagan los productores. Lo que si tengo claro es que aunque la sentencia pueda ser justa para todos los que alguna vez hemos descargado música en internet, en realidad no lo es. Decía Kant que hay dos formas de actuar conforme a la ley. Una de ellas era por propio interés, por miedo a ser rechazado o por otros motivos de esta índole, esta forma, aunque pareciera conforme a la Ley, aunque pareciera justa, no lo era en realidad. La forma autentica de obrar conforme a la Ley era para Kant la que se derivaba de la propia Ley, del respeto a su forma, así la justicia se daba cuando se hace lo que se debe por el mero respeto al deber. En el caso del Tribunal Europeo nos encontraríamos ante el primer caso. Puede que la sentencia parezca justa, pero dudo que los motivos que han llevado a formularla lo sean cuando se trata de una compañía con intereses económicos tan grandes como Telefónica.
[1] http://elmundo.es/navegante/2008/01/29/tecnologia/1201601310.html
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