Hoy es viernes, 11 de enero de 2008. No estaría muy equivocado si dijera que un alto número de jóvenes se ha levantado hoy con una sensación especial. La sensación de terminar una dura semana, dura en tanto que ha supuesto para la mayoría el retorno a la rutina, el retorno a las facultades, a los trabajos basura, eso para los más afortunados, porque para otros es el retorno a la búsqueda de empleo, a la lucha por llegar a fin de mes, y otras mil cosas de este estilo. En definitiva, como he dicho, una semana dura, pero que como casi todos los Viernes hace cambiar la expresión a la mayoría, bueno, por matizar más, a la mayoría de los jóvenes de una clase media que se pueda permitir fijar en el Viernes el simbolismo del ocio, del tiempo libre, del tiempo de desconectar. Del tiempo de las risas y las cañas con “los amigos”.
Y trascurrida toda la mañana entre tareas domésticas e intelectuales me he encontrado yo con dos noticias que me han hecho pensar sobre esto de la amistad y algunas cositas más. Las dos noticias en cuestión han sido las siguientes: Por un lado la muerte de Sir Edmund Hillary, el primer hombre en coronar con vida el Everest, y por otro el fichaje de Rodrigo Rato por el Banco Santander. Estas dos noticias no parecen, en principio, muy relacionadas, pero de una forma extraña, las dos han despertado sobre mí un repentino interés por el tema de la amistad.
En primer lugar, un análisis del homenaje que casi todos los medios de comunicación han rendido al intrépido aventurero nos permite reconocer varias cosas. Entre ellas, que duda cabe, la grandeza de su hazaña. En una época en la que la tecnología no era ni la cuarta parte de la que es ahora, sin las grandes infraestructuras en telecomunicación de que nosotros disponemos, ni los medios de búsqueda y rastreo actuales, y cuyas prendas de abrigo estaban fabricadas solamente con lana un hombre realizo una conquista que en veinte siglos había sido impensable, coronar el “techo del mundo”, una aventura que todavía hoy está al alcance de muy pocos... Pero hay otro elemento que parece no llamar tanto la atención de este acontecimiento. Edmund Hillary no estaba solo. En tamaña aventura tuvo siempre un compañero, su serpa Tenzing Norgay. Este hombre que le acompaño en el ascenso no fue solo su porteador o su guía, fue su confidente y su amigo durante toda la aventura. Hasta tal punto, que en su vuelta a Nueva Zelanda, Hillary le llevo con él. El frío, la montaña dio lugar a una amistad que surgió en condiciones en que la soledad y el peligro de muerte acechaban y que por eso mismo pudo consolidarse entre dos personas, en principio tan distintas. Cuando las personas comparten momentos intensos en la vida y logran un éxito, puede surgir la amistad. La amistas es sentir frío cuando el otro lo siente, estar cansado cuando el otro esta cansado, y coronar el mundo juntos.
La segunda noticia me traslada en cambio a otra idea de amistad, la del viejo refrán “favor con favor se paga”. Explicare un poco a que me refiero. La noticia en cuestión nos dice “El banco Santander ficha como asesor a Rato por 200.000 Euros anuales”[1] Y pensando en la trayectoria de Rato nos es fácil pensar que no habrá sido solo, como Botín ha declarado, por su enorme experiencia. Lo de la experiencia no lo pongo en duda, sobre todo acorde con los intereses de la entidad bancaria. Para hacer un ligero repaso de currículo, señalar que el economista Rodrigo Rato, perteneciente a una importante familia empresaria entro en política de la mano del señor Fraga, y con un padrino tan importante no es de extrañar que llegase pronto a la cúpula del partido. Con la llegada al gobierno del señor José María Áznar, Rato tomo el ministerio de Economía con una clara intención: cumplir los criterios de convergencia europea firmada en Maastrich. Y vaya si lo logro. Aunque para ello redujo el gasto social y privatizo las grandes compañías públicas de telecomunicaciones, electricidad e hidrocarburos, curiosamente las más rentables para el Estado español ¿Quién no conoce Telefónica, Repsol, Endesa o Argentaria? Pues estas son algunas de las que privatizo consiguiendo colocar a sus amigos Francisco González y Alberto Cortina como grandes gerentes de éstas. Durante el tiempo que el estuvo de ministro, tobo grandes logros, y un pequeño tachoncillo, el caso Gescartera. Fue además en esta época de ministro cuando se produjo el favor a Botín que ahora recibe su recompensa. Estando Botín implicado en un escándalo de evasión fiscal en 1998, Rato intercedió por el y el caso se olvido. Ahora, diez años después es Botín quien interdice por Rato asegurándole unos ingresos anuales diez veces mayores que los de los conocidos mileuristas, muchos de los cuales trabajarán, por qué no en ese mismo grupo bancario. Pero no será ese el único sueldo Rato, que por solidaridad con los mileuristas antes mencionados, y con muchos otros españoles, decide también pluriemplearse en el Banco de Negocios Estadounidense Lazard. Con el que seguro se llevara acabo más de una operación.
El éxito de Rato, como el de Hillary no es solo producto del esfuerzo individual de los protagonistas, si no que necesita de compañeros para realizarse. La cuestión es horrorosa ¿por qué son tan distintos Tenzing y Botín? Seguro que durante nuestra vida muchos queremos amigos como Botín, pero más seguro es que en algún momento necesitemos amigos como Tenzing.
[1] http://www.elpaís.es 11/01/08
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