Lunes 14 de enero de 2008
No sabría como comenzar un día como hoy. Tal vez con una disculpa o, mejor dicho, una explicación. Lo idea de un diario es que – como su propio nombre indica- sea escrito ha diario. Y no ha sucedido así. ¿Que poderosa fuerza ha conseguido alejarme de la tarea fijada? ¿Por qué este salto en el tiempo? La razón es tan sencilla como banal. Y tiene nombre propio: FUTBOL. Si. Como tantos otros jóvenes – y no tan jóvenes- soy un apasionado del fútbol. Tanto para practicarlo, como para verlo. Y eso se sabe. Los medios de comunicación lo saben. Y nos dan lo que queremos. Entretenimiento futbolístico a raudales que sirve, no solo para tenernos pegados al televisor o a la radio, o para hacernos comprar rotativos vacíos de contenido, sino para algo más pérfido, más sórdido y más malévolo aún: para distraernos. Sí, captan nuestra atención y nos invitan a no pensar, a olvidar lo que pasa en el mundo, a dejar a un lado todas las grandes preocupaciones que arrastramos durante la semana.
Pero llega el lunes y el mundo, que ha seguido rodando, nos sorprende con sus portadas. Hoy un gran titular en el panorama nacional. La convocatoria de elecciones para el próximo 9 de Marzo y el trepidante comienzo de la carrera preelectoral que bien seguro nos dejarán desde hoy hasta dicho día un buen número de medidas electoralistas y titulares con no menos intención. Empezará el circo mediático, las estrategias de despiste, las alusiones al terrorismo, la vivienda, la economía, la inseguridad ciudadana, o la salud pública. Y, paradójicamente, todo dicho por boca de terroristas, alentadores de terroristas y defensores de terroristas – pero a nivel internacional el terrorismo solamente aparece como peligroso si tiene vínculos islamistas y no cuando se toman determinadas medidas políticas-,gente que no tiene una, si no dos casas y no precisamente de 30m2, funcionarios son sueldos que, como mínimo, triplican el sueldo medio de cualquier otro ciudadano, personajes que gozan de seguridad privada allá por donde van, y que, como no dejan sus asuntos de salud en manos de clínicas privadas de cualquier parte del mundo.
Pero en los diarios no aparecerá eso - a no ser, claro está, que sea como artimaña política cuya única finalidad tenga mostrar la maldad de algunos frente a la benevolencia de otros. Como tampoco ha aparecido, o lo ha hecho, en contadas publicaciones, la conjura que el todavía presidente norteamericano y su gobierno sigue manteniendo para allanar un posible ataque sobre Irán. Este pequeño país lleva tiempo en el punto de mira de los EEUU, y cuando parecía que tras presión internacional, Bush amainaba sus instintos belicistas, ha resultado que todo era un espejismo. Primero utilizó el argumento del potencial nuclear, que podría ser utilizado con fines militares. ¡Precisamente él, cuyo gobierno tiene el presupuesto militar más alto del mundo! Y como parece que no dio mucho resultado ahora recurre al argumento inapelable que tanto éxito le ha dado; la lucha contra el terrorismo. Y este abanderado de la Paz ha aprovechado precisamente su visita a Oriente Próximo para dejar caer las declaraciones con su tono amenazante: “Cuidado, ya he llegado hasta aquí”, parece decir. Y por si esto fuera poco, hace unos días se filtro un video en el que un acorazado americano se veía amenazado por una patrullera iraní. El video, como ha salido a la luz en estos días, estaba manipulado, jamás se produjo ninguna amenaza, y lo único que la patrullera iraní hizo fue proceder a identificar el acorazado. Y así empiezo a recordar otro ataque fantasma que sirvió de excusa para la guerra de Vietnam, o las armas de destrucción masivas de Irak.
Lo interesante es que, poco a poco, mucho gente nos vamos dando cuenta de que cuando el criterio de Verdad dejo de buscarse en la correspondencia con la realidad, para pasar a manos del consenso, todo el poder sobre qué sea cierto se dejo en manos de aquellos que pueden fabricar consenso. No hay nada más verdadero que lo que parece a todos verdadero, y eso con determinados medios es fácil de lograr. Hoy he leído otra noticia, la Ley Kevlar, en EEUU permite el uso de determinadas sustancias en soldados con el fin de reducir los “daños psicológicos” en sus soldados –léase remordimientos. La sustancia en cuestión se llama propanolol y parece que su efecto es producir en los soldados una sensación de olvido que les evite atormentarse por las crueldades de la guerra, un olvido para no recordar los actos tan salvajes que se ven obligados a llevar a cabo. Me pregunto, ¿darán los centros privados recetas para conseguir propanolol a los responsables de los medios de comunicación, a los políticos y a todos esos que fabrican su Verdad y luego nos la sirven?
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