jueves, 31 de enero de 2008

Martes 29 de enero de 2008

En el día de hoy ha habido algo que me ha desconcertado bastante. Una sentencia dictada por el Tribunal de Justicia Europeo por la que las operadoras de internet no están obligadas a facilitar los datos de quienes se descarguen música de la red.[1]
La demanda había sido realizada por productores españoles que pedían a Telefonica que les facilitara los datos de aquellos usuarios que descargaban música de internet para poder cobrarles con ello. Telefónica se negó, y el asunto llego a los tribunales.

Paro la cosa no es tan simple, y esta noticia me da mucho que pensar. Conociendo cuales son los principios de Telefónica me choca bastante verla como defensora de los usuarios anónimos que se descargan la música. Y lo mismo me ocurre cuando pienso que el Tribunal Europeo da la razón a los usuarios frente a los productores. Porque eso es lo que puede parecer a primera vista. Iré por partes.
Para empezar veamos a los productores, no a todos los productores del mundo, no, concretamente a los productores españoles, que presa de la crisis del sector, no dejan de plantearse estrategias nuevas para compensar las perdidas producidas por la piratería. Lo que más choca es precisamente esto, que sean precisamente los productores españoles los que han interpuesto la demanda, cuando los usuarios que descargan música no son solo los españoles, si no los de el mundo entero y en algunos casos no precisamente gratis. Aquí se ve el poco interés que esos señores tienen por la difusión de la música y la elevada afición a recibir dinero por cualquier vía posible.

Otra cuestión es la de quiénes son los beneficiados por esta sentencia. Podría parecer bastante claro que los principales beneficiados son los usuarios, que pueden seguir descargándose música sin miedo a ningún tipo de represalia. Yo no estoy tan seguro de que eso sea así. Si el Tribunal de Justicia Europeo ha dictado sentencia a favor de Telefónica, lo hace a favor de Telefónica y no de los usuarios de Telefónica. Porque será Telefónica la que siga manteniendo a toda la cantidad de clientes que contratan internet para conseguir música, películas y otras tantas cosas que circulan por la red de forma gratuita y que podrían perderse si éstos se vieran amenazados a pagar por partida doble – a la operadora y a los productores- por aquello que descargan.

Y por último el Tribunal Europeo, el gran héroe de esta sentencia. Con ella el Tribunal Europeo parece demostrar que existe la justicia. Que lo que es justo puede triunfar en los tribunales. Francamente, yo no se que es más justo, si que se enriquezca Telefónica o que lo hagan los productores. Lo que si tengo claro es que aunque la sentencia pueda ser justa para todos los que alguna vez hemos descargado música en internet, en realidad no lo es. Decía Kant que hay dos formas de actuar conforme a la ley. Una de ellas era por propio interés, por miedo a ser rechazado o por otros motivos de esta índole, esta forma, aunque pareciera conforme a la Ley, aunque pareciera justa, no lo era en realidad. La forma autentica de obrar conforme a la Ley era para Kant la que se derivaba de la propia Ley, del respeto a su forma, así la justicia se daba cuando se hace lo que se debe por el mero respeto al deber. En el caso del Tribunal Europeo nos encontraríamos ante el primer caso. Puede que la sentencia parezca justa, pero dudo que los motivos que han llevado a formularla lo sean cuando se trata de una compañía con intereses económicos tan grandes como Telefónica.
[1] http://elmundo.es/navegante/2008/01/29/tecnologia/1201601310.html

miércoles, 30 de enero de 2008

Lunes 28 de enero de 2008.

La carrera electoral no entiende de descansos. La semana empieza con un plato fuerte, un anuncio que seguro que da mucho que hablar durante loa próximos días. El actual presidente del Gobierno, y candidato por el PSOE a la presidencia en las próximas elecciones se ha destapado con una nueva promesa electoral que seguro que despierta más de una reacción. Jose Luis Rodríguez Zapatero ha declarado que si gana las elecciones devolverá a todos los trabajadores españoles 400 Euros en la declaración de la renta.

Este anuncio puede interpretarse de muchas maneras. Una de ellas el suponer que lo que Zapatero pretende con esta devolución es comprar los votos de los que participen en las elecciones del 9 de Marzo. ¡Caray con la interpretación! Los que así piensan no tienen ni remota idea de lo que esa interpretación desvela. Para que nos hagamos una idea, decir que Zapatero quiere comprar los votos de los electores demuestra hasta que punto nuestra democracia dista de lo que es una autentica Democracia. Suponemos que una Democracia es ese sistema donde cada ciudadano puede elegir libremente a aquellos representantes que mejor representen sus intereses. Para ello son necesarias, al menos, dos condiciones. Primero que todo el mundo pueda presentarse a las elecciones, de forma que se garantice la pluralidad, hasta el punto de que si no hay nadie que pueda defender mis intereses, yo mismo me pueda presentar para representarme. Y no es ningún juego de palabras. Solo si un ciudadano puede encontrar entre los candidatos a las elecciones a alguien que pueda representar sus intereses podemos hablar de Democracia. Eso, desgraciadamente en España no existe.

Pero, además hay una segunda condición que tampoco se cumple y que queda muy patente cuando escuchamos esa interpretación de la que estamos hablando. Decíamos que en una Democracia cada ciudadano puede elegir libremente. Y una elección libre es solo aquella que no está sujeta a ningún condicionante. El mero hecho de suponer que un voto se puede comprar revela que el votante esta sujeto a una necesidad que le impide ejercer el voto en libertad. Hablo, claro está, de la necesidad económica. La economía condiciona nuestro voto hasta el punto de que éste, libre por definición, pueda ser “comprado”. No se si será o no esa la intención de Zapatero, pero el mero hecho de que se haya planteado esta interpretación destapa lo que tanto tiempo ha querido esconderse, que la democracia en que vivimos no es más que un espejismo en el que no se dan ninguna de las condiciones básicas para hablar de Democracia.

Aunque hay otra interpretación que tampoco es demasiado halagüeña. Esta otra interpretación es la que transita por el sendero de la justificación. ¿De donde sale ese dinero que Zapatero quiere devolver a los trabajadores? Pues bien, la respuesta es obvia, de las arcas públicas. Según el gobierno, del superávit que se ha producido durante el ejercicio 2007. Bueno, para empezar hay que decir que cualquier país coherente utilizaría ese superávit para invertir en sí mismo, es decir, invertir en salud, educación, política social, infraestructuras o, porque no, en crear una reserva para las vacas flacas. Zapatero no. Zapatero prefiere devolver el dinero directamente a los trabajadores. Este gesto tiene un paralelismo muy grande con una acción muy presente en el mundo empresarial, el reparto de ganancias entre los accionistas. Y esto, en principio puede parecer algo beneficioso, pero también deja entrever una idea muy peligrosa. Se trata de la idea por la cual un país se entiende como una empresa más. Y como tal tiene sus objetivos principalmente económicos para los accionistas. El problema es que la mayor parte de las veces los accionistas no son el conjunto de la sociedad, sino un grupo muy reducido y concreto que, a la larga ,es el que sale beneficiado de toda “transacción comercial” que el país lleve a cabo. Bajo esta perspectiva, la idea de Democracia tampoco presenta mucha credibilidad.

En definitiva, da igual como quiera interpretarse el anuncio de Zapatero, ya que un análisis objetivo de la realidad nos va a llevar a la misma conclusión por los dos caminos. La democracia española es solo una excusa para que algunos se perpetúen en su situación de “accionistas”.

jueves, 24 de enero de 2008

Miércoles 23 de enero de 2008.

Es extraña la sensación que tengo hoy. No sabría definirla exactamente, pero para explicarlo de alguna manera diré que me muevo entre la alegría, el orgullo, la impotencia y la resignación. Todo esto en una mezcla que va pasando genealógicamente de la una a la otra y después se para en mi pecho en forma de pregunta. La verdad es que no es la primera vez que me siento así, si no que esta sensación se asienta en mí cada vez que oigo, veo o leo alguna noticia sobre la situación en Palestina.

Y la noticia que hoy figura en todos los medios de comunicación vuelva a despertarme estas sensaciones. “Éxodo masivo de Palestinos a Egipto tras el derrumbe de los muros fronterizos”[1] dice un titular en El Mundo. Lo que la noticia y las fotos nos quieren mostrar son miles de palestinos huyendo de Gaza a Egipto por un muro derrumbado.

La realidad es otra. La realidad no es que los palestinos huyan de Gaza, su hogar, su tierra.La realidad es que esos palestinos huyen de Israel. Si. Huyen de Israel porque es Israel la que mantiene un bloqueo contra Gaza que ha dejado sin alimentos, sin medicinas y sin energía toda la zona. Huyen de Israel, porque es el ejercito israelí el que todavía bombardea Gaza saltándose no se cuantas resoluciones de la ONU. Huyen de Israel, en definitiva, porque Israel quiere que huyan de él para poder mantener así su expansión colonial sobre terrenos palestinos.

Ese “éxodo masivo” no es una huida del territorio controlado por Hamas, es, más bien una huida facilitada por Hamas para que el pueblo palestino salga del campo de concentración en que Israel ha convertido Gaza. El muro que separaba Gaza de Egipto no ha caído solo, ha sido Hamas, en un intento por liberar a su pueblo quien lo ha derribado a bombazos. Por ahí han visto la luz los prisioneros de esta “cárcel al aire libre en que se ha convertido Gaza”[2]. Y al ver su proyecto genocida peligrar, Israel a pedido a Egipto que evite el éxodo, en otras palabras, que no permita que sus prisioneros se escapen. Pero aún así los palestinos lo han hecho, han abandonado su hogar para salvar su vida, y de momento lo han logrado. Hasta ahí la alegría y el orgullo.

Pero acto seguido la impotencia y la resignación. En primer lugar ante la hipocresía de Israel, que escudándose en el holocausto nazi pretende llevar a cabo su propio holocausto contra el pueblo palestino. En segundo lugar ante el apoyo que el Estado de Israel recibe del gran defensor de la paz y la lucha contra el terrorismo, ese señor que invadíó un país sin permiso de la ONU para establecer la paz y la democracia, me refiero, como no, al presidente Bush. En tercer lugar hacía la propia ONU, porque ante situaciones como esta sale a la luz cuál es el verdadero alcance que esta institución tiene, ninguno. Lo demostró en el genocidio de Rwuanda, lo demostró en la invasión de Irak, y lo demuestra cada vez que Israel atenta contra un palestino. La ONU solo vale para legitimar lo que el poder económico quiere que legitime. Y eso para muchos no es una sorpresa, pero no por ello debe dejar de indignarnos.

Pero en un mundo como el de hoy todo puede legitimarse en un breve espacio de tiempo, exactamente el tiempo que dura una imagen. Así el suceso real, el que necesita tiempo para producirse pierde valor.[3] La ONU y el gobierno de Bush legitiman sus acciones con imágenes. Hamas, el pueblo palestino, sencillamente realizan la acción. En un mundo sensato la acción se impondría a la imagen, pero no en éste.

Por eso quizá me hayan llamado tanto unas declaraciones de Alberto Ruiz Gallardón que recoge hoy el diario digital El País. “Hay que hacer caso a nuestro maestros”. Estas han sido las palabras de Gallardón. Y su sentido inmenso. De acuerdo que los maestros de Gallardón fueron los maestros del franquismo. Pero no es esto lo que quiero resaltar, si en cambio la figura del maestro. El maestro, a diferencia del profesor es el que se toma su tiempo para contar las cosas. El maestro, en su explicación de la realidad explica la acción. Porque el maestro no tiene prisa, por eso no necesita recurrir a una imagen fugaz que represente, imite la realidad, si no que puede explicarla, puede hablar sobre ella. El maestro materializa la explicación en acción. Sócrates era un maestro porque se tomaba su tiempo, porque recogía la acción, y eso le permitía comprender la realidad. Acabo con una sentencia de muerte. Es el precio que tienen que pagar quienes recogen la acción. El precio que, a ojos de Israel, tiene que pagar el pueblo palestino.
[1] http://www.elmundo.es 23/01/08
[2] La sexta Noticias. Edición del medio día.
[3] Cfr “Leer con niños” Santiago Alba Rico Ed. Caballo de Troya 2007

miércoles, 23 de enero de 2008

Lunes 21 de enero de 2008.

Hoy es mi cumpleaños y casi se cumple mi deseo. Esta mañana ha habido un desplome de las bolsas de todo el mundo por turbulencias financieras. En mi deseo, cuando la banca perdía todo su dinero éste iba a las manos de todos los que no lo tienen, y en esta nueva situación, en la que el dinero estaba en posesión de todo el mundo, éste carecía de valor. El problema es que en este pseudo desplome el dinero que se “pierde” no va a manos de los que no lo tienen, si no de los que ya lo tienen, y el que queda, al tener que repartirse parece tener más valor. No soy economista ni entiendo mucho de estas cosas, pero si noto, de un tiempo a esta parte que el dinero ya no cunde lo que cundía antes. Y se también que a los milmillonarios no les afectan las crisis.

Mientras a un ciudadano cualquiera se le recomienda encarecidamente que si quiere ahorrar unos eurillos tiene que recorrerse tres o cuatro supermercados y comparar precios, los señores del dinero, esos que están por encima de las crisis, se van de compras a tiendas exclusivas donde unos zapatos o un bolso cuesta dos veces el salario mínimo interprofesional.

Las crisis económicas en realidad funcionan como un mecanismo regulativo para que las grandes riquezas no sufran muchas fluctuaciones. Durante una crisis económica, los que lo pasan mal no son los que pierden grandes sumas en inversiones atrevidas, los que realmente sufren las consecuencias son los que no tienen la suficiente fuerza económica para mantenerse a flote. Una crisis económica produce pérdidas, si, e incluso puede acabar con empresas mas o menos estables, pero los auténticos propietarios del dinero no corren riesgos reales. En realidad, lo que ocurre en una crisis económica es que el “dinero fuerte”, deja de fluir, se estanca. Y ese estancamiento provoca que tenga que moverse otro dinero distinto, proveniente de fuentes más débiles y que es el que el sistema económico capitalista necesita “regular” para poder mantenerse en su avance depredador. Ese dinero débil es el que, a fin de cuentas, manejamos la mayoría de los ciudadanos. Es el que se fija en nuestros sueldos, en un pequeño negocio, el que permite pagar la hipoteca o hacer la compra. Ese dinero débil no permite hacer reservas en una crisis económica, si no que es el que tiene que moverse con un único objetivo: perder su valor, desvalorizarse para que, después de la crisis el dinero fuerte siga siendo fuerte.
Y como ese dinero es “nuestro dinero”, somos nosotros los que pagaremos las consecuencias frente a la crisis que se avecina.

Pero no se preocupen los españoles. El presidente del gobierno aumentará las pensiones mínimas en 200 euros. Una gran noticia para nuestro futuro. El problema es que ni con eso un pensionista llegará a final de mes. Pero al menos el anuncio da sus frutos. Porque los que tienen el dinero fuerte saben que sin el movimiento del dinero débil, el sistema capitalista no se mantendría. De esta forma se aseguran una sostenibilidad ficticia del sistema que solo se da en la medida en que se permite la circulación del dinero. De modo que con esa subida se obliga a los pensionistas a seguir manteniendo el sistema, porque se les permite seguir intentado llegar a fin de mes. La base ideológica de esta estrategia es que siempre tiene que parecer que se puede lograr, de forma que el ritmo de aumento de las pensiones, o de los salarios mínimos, nunca puede permitir que el dinero débil se convierta en dinero fuerte. Por eso ahora se promete esta subida en las pensiones ¡Y no quiero ni pensar cuál será mi suerte cuando llegue ese momento! Luego se preguntaran porque a uno no le gusta envejecer.
Sábado 19 de enero de 2008.

Hoy me he despertado con curiosidad por que me depararía el fin de semana. Y quién me iba a decir a mí que iba a acabar planteándome una cuestión sobre la Justicia. No, no. No me refiero a la Justicia universal y con mayúsculas que tanto preocupaba a Platón, si no a nuestra justicia, a nuestro sistema judicial. Me llama tremendamente la atención la hipocresía de éste cuando veo cosas como a la que ahora me voy a referir.

Durante un tiempo se ha estado pidiendo al Gobierno que instara la ilegalización a ANV por apología del terrorismo y de la violencia, y ahora en plena campaña se ha hecho. Pero mientras esto ocurre nos llega la noticia de que tribunal Superior autoriza una manifestación en Madrid, convocada por un grupo político que no quiero ni nombrar, en cuya nota de convocatoria se puede leer “contra la escoria venida de tierras lejanas”[1]. El gobierno, tratando de salvar la cara coherentemente con su autobombo de un Madrid para todos había prohibido hace unos días esta manifestación por ser de un claro corte racista. Pero el Tribunal Superior no lo debe de creer así, es más debe de pensar que incitar a la violencia en solo patrimonio de ciertos partidos y no de otro, por qué ¿Quién iba a creer que una manifestación “contra la escoria venida de tierras lejanas” es incitación a la violencia? Claro que la violencia se tiene contra las mujeres, contra los niños, incluso contra los animales, pero no contra “esa escoria venida de tierras lejanas”, precisamente, porque no se incluyen en el conjunto de iguales.

Pero curiosamente esto de los iguales no deja de ser pura conveniencia. Los ayuntamientos abren campaña de empadronamiento (impuestos) las empresas contratan con o sin papeles porque les resulta mas económico y crean menos problemas, sus muertes son más baratas. En este sentido recoge el Mundo digital una noticia en la que nos dice que la muerte por accidente laboral se redujo en el año 2007 a 1104. Y lo presenta como un triunfo. Desconozco el porque de este triunfalismo aunque se me ocurre porque puede ser. Posiblemente porque la mayoría de los que han muerto no lo han hecho en un banco o en una junta directiva, si no en trabajos con condiciones precarias de seguridad, y obviamente, con el razonamiento de los señores del mundo ese tipo de puestos solo lo pueden desempeñar un tipo muy concreto trabajadores, en su mayor parte formado por la misma “escoria venida de tierras lejanas” de la que los lumbreras de Democracia Nacional –vaya se me escapo el nombre del partido- hablaban en su nota de convocatoria. Y siendo así, y pensando en la cantidad de cayucos o aviones con inmigrantes que llegan a España, la diferencia resultante entre los que mueren y los que pueden seguir trabajando para mantener nuestro sistema todavía es grande. En fin, que pensando, pensando resulta que el Tribunal Supremo, Democracia Nacional y El Mundo no se diferencian tanto entre sí como a primera vista pudiera parecer.
[1] http://www.elpais.com 19-01-2008
Miércoles 16 de enero de 2008.

El sentimiento de pertenencia. Psicólogos, antropólogos y todo tipo de pensadores que hayan especulado sobre la estructura de la sociedad y de cualquier otro grupo han terminado por tropezar de una u otra manera con este escollo. ¿Qué nos hace sentirnos parte de algo? ¿Cuáles son las características que ha de tener algo para que podamos decir que mantiene una relación de pertenencia con respecto a otra cosa? La gente de a píe no le da tanta importancia. Hasta tal punto es así, que el ámbito de la pertenencia queda notablemente reducido a grupos relativamente pequeños – la familia, la empresa, los amigos, un partido político, una ciudad, un país-, en definitiva, grupos cuyos rasgos esenciales y sus objetivos pueden expresarse de forma concreta y sin ningún tipo de duda, o que de alguna manera están enmarcados en un espacio determinado y del cual se pueden fijar unos limites precisos. De esta forma, se puede decir que cuesta asimilar una pertenencia a un grupo cuyos rasgos diferenciales o cuyos límites sean difusos.

De lo que nos damos cuenta analizando lo anterior es, creo, sumamente importante. ¿Por qué necesitamos que esos rasgos diferenciales o límites estén tan claros en un grupo para poder identificarnos con él, para poder sentir que pertenecemos a ese grupo? La respuesta está, precisamente, en lo que esos rasgos o límites significan. Y lo que significan es la posibilidad de la exclusión. Reconocemos un grupo porque podemos excluir a alguien, porque no todos pueden formar parte de él. Por eso necesitamos rasgos diferenciales, y por eso necesitamos límites. Y, falta decir, por eso no somos capaces de reconocernos en un grupo de características abstractas como puede ser la humanidad. Estos límites son los que permiten establecer la diferencia con lo otro a lo que no pertenecemos, de forma que así podemos crearnos una identidad.

Por ejemplo, Alberto Ruiz Gallardón, brillante y carismático alcalde de Madrid por el Partido Popular, y posiblemente uno de los políticos mejor valorados en nuestro país – pese a sus pretensiones faraónicas. Gallardón pertenece desde hace treinta años a un grupo, su partido, en el que se ha forjado una identidad, y al que ha dado algunos éxitos. Pero Alberto es ambicioso, y sabe que dentro de un grupo puede haber grupos más selectos, por lo que de un tiempo a esta parte pone todo de su parte por pertenecer a ese grupo cuya concreción y límites son tales que solo puede estar formado por un número muy reducido de miembros. Me refiero, claro está, a las listas electorales de su partido. Y parecía que lo iba a lograr, cuando un giro del destino ha excluido a Ruiz Gallardón de ese grupo con el que tanto se identificaba. Resultado: el gran desamparo que le supone sentirse “triste y derrotado”.

Otro ejemplo. Hace unos meses el COE (Comité Olímpico Español) propuso dotar de letra al himno de España. Organizo un megaconcurso entre todos los españoles al que dotaron con todos los elementos de un buen marketing y lograron que se presentaran más de 7000 composiciones. Se nombro un jurado y se preparo una fiesta para dar a conocer la futura letra del himno. Pero salió mal, la letra se filtro antes de tiempo y el resultado no fue el esperado. La letra que tanto costo elegir no agradaba a casi nadie y su acogida no fue buena. Hoy la noticia es que el COE no retira esa letra y no la presentara a Las Cortes para que la voten, Pero ¿Qué es lo que realmente ha pasado? ¿Por qué no ha gustado la letra? Lo primero que tengo que decir sobre esto es que a mí los himnos ni me van, ni me vienen, porque creo que mi grupo de pertenencia es más amplio, pero aún así, puedo entender que a cada País le “haga ilusión” tener un himno. Lo que sucede es que un himno es un canto a la patria, y salvo en los países que recientemente hayan conquistado su independencia, trata de narrar de forma juglaresca las grandes gestas que han ensalzado a un país. Escúchese si no “La Marsellesa”, por ejemplo. Y estas letras han surgido todas durante la consolidación de los Estados, es decir, en momentos en los que todo el mundo se identificaba con su “patria” y se sabía perteneciente a ese grupo que formaban los miembros de su país, y en el que se podía dejar fuera a cierto numero de personas que no cumplían ciertos requisitos, entre ellos el no nacer en el territorio de ese Estado. Y el COE pretende que en España, ahora se escriba la letra de un himno, y que guste a todos. Pero esa letra solo puede gustar si cumple un requisito: que se pueda ver en ellas los rasgos distintivos, los límites que conformarían el grupo que “España” – como país- quiere cerrar. De ahí, la dificultad. Además, un elemento clásico en la letra de los himnos es acudir a rasgos de la historia, y si nosotros no podemos hacerlo así. No podemos por dos motivos, el primero es que una de las características que ese nuevo himno tenía que tener era la de no herir susceptibilidades, y el segundo es que nuestra historia reciente, lejos de ser grandiosa y loable, esta atravesada por la mentira y fundamentada en una dictadura cuyos posos todavía se mantienen en las estructuras de gobierno. Por eso todavía tiene sentido la pregunta ¿estamos preparados para un himno?
Martes 15 de enero de 2008.

Me he despertado preocupado por un sueño. Un sueño en el que el tiempo pasaba tan rápido que si alguien hacía un vaticinio no era necesario esperar para ver si se cumplía, si no que bastaba un instante para verlo realizado. Y eso me hecho reflexionar sobre el tiempo. Y pensando, pensando se me ha ocurrido algo. El tiempo, aunque parezca ser una medida universal, no lo es. Me explico. Es cierto que todos medimos el tiempo en horas, minutos o segundos. Estas medidas si son universales, pero no son el tiempo. El tiempo, en realidad, debería medirse en actos y consecuencias, al menos en el mundo de los hombres. Porque está bien aplicar minutos, segundos, días o miles de años a fenómenos sometidos a leyes físicas, ya que la causalidad de éstas nos permiten deducir las consecuencias. Sin embargo, en el caso de los fenómenos que tienen que ver con los hombres, la puesta en juego de la libertad, impide que las consecuencias puedan ser previstas y, en ese sentido, el registro temporal en horas o días debería tener un valor secundario.

Habría que medir, como ya he dicho, en actos y consecuencias. De esta forma se pondría de manifiesto la relatividad del tiempo, relatividad que se haría patente en la existencia de los distintos ritmos. Estos distintos ritmos son los que articulan el tiempo para cada acontecimiento humano. Así, nos daríamos cuenta de que existe un tiempo en política, que es distinto de un tiempo de aprendizaje, o de un tiempo de trabajo, incluso de un tiempo de ocio. Todos ellos marcados por actos y consecuencias.

En este sentido me han llamado la atención dos acontecimientos de hoy. Por un lado, el anuncio de que el gobierno ha instado a la fiscalía para la ilegalización de ANV, del otro lado el anuncio del partido popular de que será Manuel Pizarro el elegido por Rajoy para tomar las riendas de la economía española si el gana las elecciones. Ambas pertenecen al tiempo de la política y, ambas, pueden medirse bajo el mismo esquema acto-consecuencia. El acto, la disolución de Las Cortes ayer y el inicio de la carrera electoral.
La consecuencia, un rápido golpe de efecto de los dos grandes partidos para tratar de aventar al rival por la carrera presidencial. El actual partido en el gobierno, que no había cedido hasta ahora a las presiones que el partido popular venía haciendo tiempo atrás para que se instase a la legalización de ese partido, ha demostrado, que si no lo había hecho hasta el momento no era porque realmente creyese en un Estado democrático en el que los ciudadanos tengan un variado espectro de posibilidades políticas para elegir, si no porque estaba esperando el momento. El momento en que el acto de instar a la ilegalización de ANV reportara una consecuencia política. Exactamente igual ha sucedido con el anuncio de la incorporación de Manuel Pizarro como segundo para las listas del PP. Mientras que el debate de las listas tomaba cuerpo para los ciudadanos con la posible inclusión de Alberto Ruiz Gallardón, el PP guardaba la solución para el momento oportuno, y una vez dado el pistoletazo de salida, mostraba su primera carta tocando otra de las preocupaciones importantes de los españoles, la economía.

Así, nos vuelven a mostrar sus tácticas, ponerse la piel de cordero para conseguir la situación beneficiosa que permita hacernos creer que son como nosotros, que están a nuestro nivel y que no hay diferencia entre cualquier ciudadano de a píe y ellos. Más aún, la de mostrar su buena voluntad como bandera de su dignidad para obtener el cargo al que se presentan.
Lunes 14 de enero de 2008

No sabría como comenzar un día como hoy. Tal vez con una disculpa o, mejor dicho, una explicación. Lo idea de un diario es que – como su propio nombre indica- sea escrito ha diario. Y no ha sucedido así. ¿Que poderosa fuerza ha conseguido alejarme de la tarea fijada? ¿Por qué este salto en el tiempo? La razón es tan sencilla como banal. Y tiene nombre propio: FUTBOL. Si. Como tantos otros jóvenes – y no tan jóvenes- soy un apasionado del fútbol. Tanto para practicarlo, como para verlo. Y eso se sabe. Los medios de comunicación lo saben. Y nos dan lo que queremos. Entretenimiento futbolístico a raudales que sirve, no solo para tenernos pegados al televisor o a la radio, o para hacernos comprar rotativos vacíos de contenido, sino para algo más pérfido, más sórdido y más malévolo aún: para distraernos. Sí, captan nuestra atención y nos invitan a no pensar, a olvidar lo que pasa en el mundo, a dejar a un lado todas las grandes preocupaciones que arrastramos durante la semana.

Pero llega el lunes y el mundo, que ha seguido rodando, nos sorprende con sus portadas. Hoy un gran titular en el panorama nacional. La convocatoria de elecciones para el próximo 9 de Marzo y el trepidante comienzo de la carrera preelectoral que bien seguro nos dejarán desde hoy hasta dicho día un buen número de medidas electoralistas y titulares con no menos intención. Empezará el circo mediático, las estrategias de despiste, las alusiones al terrorismo, la vivienda, la economía, la inseguridad ciudadana, o la salud pública. Y, paradójicamente, todo dicho por boca de terroristas, alentadores de terroristas y defensores de terroristas – pero a nivel internacional el terrorismo solamente aparece como peligroso si tiene vínculos islamistas y no cuando se toman determinadas medidas políticas-,gente que no tiene una, si no dos casas y no precisamente de 30m2, funcionarios son sueldos que, como mínimo, triplican el sueldo medio de cualquier otro ciudadano, personajes que gozan de seguridad privada allá por donde van, y que, como no dejan sus asuntos de salud en manos de clínicas privadas de cualquier parte del mundo.
Pero en los diarios no aparecerá eso - a no ser, claro está, que sea como artimaña política cuya única finalidad tenga mostrar la maldad de algunos frente a la benevolencia de otros. Como tampoco ha aparecido, o lo ha hecho, en contadas publicaciones, la conjura que el todavía presidente norteamericano y su gobierno sigue manteniendo para allanar un posible ataque sobre Irán. Este pequeño país lleva tiempo en el punto de mira de los EEUU, y cuando parecía que tras presión internacional, Bush amainaba sus instintos belicistas, ha resultado que todo era un espejismo. Primero utilizó el argumento del potencial nuclear, que podría ser utilizado con fines militares. ¡Precisamente él, cuyo gobierno tiene el presupuesto militar más alto del mundo! Y como parece que no dio mucho resultado ahora recurre al argumento inapelable que tanto éxito le ha dado; la lucha contra el terrorismo. Y este abanderado de la Paz ha aprovechado precisamente su visita a Oriente Próximo para dejar caer las declaraciones con su tono amenazante: “Cuidado, ya he llegado hasta aquí”, parece decir. Y por si esto fuera poco, hace unos días se filtro un video en el que un acorazado americano se veía amenazado por una patrullera iraní. El video, como ha salido a la luz en estos días, estaba manipulado, jamás se produjo ninguna amenaza, y lo único que la patrullera iraní hizo fue proceder a identificar el acorazado. Y así empiezo a recordar otro ataque fantasma que sirvió de excusa para la guerra de Vietnam, o las armas de destrucción masivas de Irak.

Lo interesante es que, poco a poco, mucho gente nos vamos dando cuenta de que cuando el criterio de Verdad dejo de buscarse en la correspondencia con la realidad, para pasar a manos del consenso, todo el poder sobre qué sea cierto se dejo en manos de aquellos que pueden fabricar consenso. No hay nada más verdadero que lo que parece a todos verdadero, y eso con determinados medios es fácil de lograr. Hoy he leído otra noticia, la Ley Kevlar, en EEUU permite el uso de determinadas sustancias en soldados con el fin de reducir los “daños psicológicos” en sus soldados –léase remordimientos. La sustancia en cuestión se llama propanolol y parece que su efecto es producir en los soldados una sensación de olvido que les evite atormentarse por las crueldades de la guerra, un olvido para no recordar los actos tan salvajes que se ven obligados a llevar a cabo. Me pregunto, ¿darán los centros privados recetas para conseguir propanolol a los responsables de los medios de comunicación, a los políticos y a todos esos que fabrican su Verdad y luego nos la sirven?
Hoy es viernes, 11 de enero de 2008. No estaría muy equivocado si dijera que un alto número de jóvenes se ha levantado hoy con una sensación especial. La sensación de terminar una dura semana, dura en tanto que ha supuesto para la mayoría el retorno a la rutina, el retorno a las facultades, a los trabajos basura, eso para los más afortunados, porque para otros es el retorno a la búsqueda de empleo, a la lucha por llegar a fin de mes, y otras mil cosas de este estilo. En definitiva, como he dicho, una semana dura, pero que como casi todos los Viernes hace cambiar la expresión a la mayoría, bueno, por matizar más, a la mayoría de los jóvenes de una clase media que se pueda permitir fijar en el Viernes el simbolismo del ocio, del tiempo libre, del tiempo de desconectar. Del tiempo de las risas y las cañas con “los amigos”.

Y trascurrida toda la mañana entre tareas domésticas e intelectuales me he encontrado yo con dos noticias que me han hecho pensar sobre esto de la amistad y algunas cositas más. Las dos noticias en cuestión han sido las siguientes: Por un lado la muerte de Sir Edmund Hillary, el primer hombre en coronar con vida el Everest, y por otro el fichaje de Rodrigo Rato por el Banco Santander. Estas dos noticias no parecen, en principio, muy relacionadas, pero de una forma extraña, las dos han despertado sobre mí un repentino interés por el tema de la amistad.

En primer lugar, un análisis del homenaje que casi todos los medios de comunicación han rendido al intrépido aventurero nos permite reconocer varias cosas. Entre ellas, que duda cabe, la grandeza de su hazaña. En una época en la que la tecnología no era ni la cuarta parte de la que es ahora, sin las grandes infraestructuras en telecomunicación de que nosotros disponemos, ni los medios de búsqueda y rastreo actuales, y cuyas prendas de abrigo estaban fabricadas solamente con lana un hombre realizo una conquista que en veinte siglos había sido impensable, coronar el “techo del mundo”, una aventura que todavía hoy está al alcance de muy pocos... Pero hay otro elemento que parece no llamar tanto la atención de este acontecimiento. Edmund Hillary no estaba solo. En tamaña aventura tuvo siempre un compañero, su serpa Tenzing Norgay. Este hombre que le acompaño en el ascenso no fue solo su porteador o su guía, fue su confidente y su amigo durante toda la aventura. Hasta tal punto, que en su vuelta a Nueva Zelanda, Hillary le llevo con él. El frío, la montaña dio lugar a una amistad que surgió en condiciones en que la soledad y el peligro de muerte acechaban y que por eso mismo pudo consolidarse entre dos personas, en principio tan distintas. Cuando las personas comparten momentos intensos en la vida y logran un éxito, puede surgir la amistad. La amistas es sentir frío cuando el otro lo siente, estar cansado cuando el otro esta cansado, y coronar el mundo juntos.

La segunda noticia me traslada en cambio a otra idea de amistad, la del viejo refrán “favor con favor se paga”. Explicare un poco a que me refiero. La noticia en cuestión nos dice “El banco Santander ficha como asesor a Rato por 200.000 Euros anuales”[1] Y pensando en la trayectoria de Rato nos es fácil pensar que no habrá sido solo, como Botín ha declarado, por su enorme experiencia. Lo de la experiencia no lo pongo en duda, sobre todo acorde con los intereses de la entidad bancaria. Para hacer un ligero repaso de currículo, señalar que el economista Rodrigo Rato, perteneciente a una importante familia empresaria entro en política de la mano del señor Fraga, y con un padrino tan importante no es de extrañar que llegase pronto a la cúpula del partido. Con la llegada al gobierno del señor José María Áznar, Rato tomo el ministerio de Economía con una clara intención: cumplir los criterios de convergencia europea firmada en Maastrich. Y vaya si lo logro. Aunque para ello redujo el gasto social y privatizo las grandes compañías públicas de telecomunicaciones, electricidad e hidrocarburos, curiosamente las más rentables para el Estado español ¿Quién no conoce Telefónica, Repsol, Endesa o Argentaria? Pues estas son algunas de las que privatizo consiguiendo colocar a sus amigos Francisco González y Alberto Cortina como grandes gerentes de éstas. Durante el tiempo que el estuvo de ministro, tobo grandes logros, y un pequeño tachoncillo, el caso Gescartera. Fue además en esta época de ministro cuando se produjo el favor a Botín que ahora recibe su recompensa. Estando Botín implicado en un escándalo de evasión fiscal en 1998, Rato intercedió por el y el caso se olvido. Ahora, diez años después es Botín quien interdice por Rato asegurándole unos ingresos anuales diez veces mayores que los de los conocidos mileuristas, muchos de los cuales trabajarán, por qué no en ese mismo grupo bancario. Pero no será ese el único sueldo Rato, que por solidaridad con los mileuristas antes mencionados, y con muchos otros españoles, decide también pluriemplearse en el Banco de Negocios Estadounidense Lazard. Con el que seguro se llevara acabo más de una operación.
El éxito de Rato, como el de Hillary no es solo producto del esfuerzo individual de los protagonistas, si no que necesita de compañeros para realizarse. La cuestión es horrorosa ¿por qué son tan distintos Tenzing y Botín? Seguro que durante nuestra vida muchos queremos amigos como Botín, pero más seguro es que en algún momento necesitemos amigos como Tenzing.
[1] http://www.elpaís.es 11/01/08
Hoy, día 10 de enero de 2008 me planteo un nuevo proyecto. Han pasado ya 10 días del año y un montón de acontecimientos, no sé cuantos discursos y apariciones de políticos y su palabrería, una detención más que polémica de dos presuntos etarras, un paripé real con su correspondiente gasto y bombo y un nuevo caso de especulación virtual en el desierto aragonés de Los Monegros. Eso, y algunas cositas más, solo en España, porque si hablamos del mundo…

Pues el Presidente de la República francesa monta numeritos para ocultar las consecuencias de sus medidas políticas. En Nápoles, una montaña de basura se amontona y provoca caos en la ciudad. Por EEUU empieza el circo de las primarias, donde los demócratas apuestan por el “cambio” después de la devastadora época Bush proponiendo para la Casa Blanca la fórmula “El primer presidente X”, donde X toma la forma de mujer o de afro americano. Mientras tanto, su actual presidente va de gira por Israel y Palestina en busca de un proceso de paz que corone su mandato y su gusto por la “democracia”.

La “democracia” es también la causante de que Kenia, “el país más estable de África” haya sufrido una ola de violencia y enfrentamientos tribales que se ha cobrado más de 200 muertos y que ha necesitado de la intervención de la ONU –al menos de palabra- para evitar que se repita el genocidio de Ruanda en 1992. Y la “democracia” ha provocado también que Georgia amenace con echarse a la calle por el “resultado” de sus elecciones. Sin olvidar que la “democracia” sigue ocupando Irak cinco años después de la invasión, y sobrevolando como un águila en constante acecho de sus presas, como un Tomahawk en busca de un objetivo, para encontrar nuevos países en los que “instaurarse”.

Y ante todo eso, sube la inflación, entramos en la cuesta de enero -suculenta en rebajas-, la gente no llega a fin de mes y los comerciantes se quejan porque se vende menos. Y aumenta el paro. Y no suben los sueldos. Y no hay Dios que se pueda comprar una casa. Y la educación de tambalea. Y se propone un aumento de la edad para jubilarse, con mejores requisitos, eso si. Y la televisión sigue en la guerra de la telebasura. Y lo más triste, ningún coche teledirigido, ni patinete, ni bicicleta se vio en mi barrio el día 7.

Visto, bueno mejor dicho asombrado por, todo esto me ha venido a la cabeza la idea de hacer este diario. Un diario que no tiene ninguna pretensión específica, solo la inquietud por desahogarme y dejar constancia de mi punto de vista sobre los acontecimientos que pueblen este año. Punto de vista que es el mío, peor que bien pudiera ser el de cualquiera de los cientos de jóvenes que viven en España, o en cualquier otro lugar donde los acontecimientos se precipiten sin aportar ninguna solución a los problemas cotidianos y dejando una sensación de injusticia colectiva que provoca esa angustia sobre el futuro.
Esa es la finalidad de estas líneas, no la de ser un exhaustivo análisis, si no dejar plasmadas algunas reflexiones a las que pueda acudir dentro de uno, dos, cinco o diez años para recordar que no todo tiempo pasado fue necesariamente peor.